domingo, 15 de junio de 2008

"Baja" California/ Octubre 24, 1962

Un viaje visionario in visiones, en una tierra ciega como una piedra. El nuevo México sigue siendo el Viejo México Beat, todo ese tufo a comida de mierda aún está aquí (lo olí por primera vez en la malsana carpintería de una pensión, Ciudad de México, 1939).

...Ensenada, en pleno vacío del Pacífico. En esta temporada hay siempre un viento atascado de arena, en la polvorienta calle de la bahía no se percibe de donde proviene El Olor, pero asómate a alguna cantina y lo aspiras, te atesta la nariz... Ensenada, Baja California, ¡Bah con la baja! ¿Quién robó al sol? ¿Dónde está hecho el amor? ¡Hades Moreno! Excava en las chozas nativas, las calles, los pueblos de adobe. Únicamente los niños y los perros retienen lo que quedó de ellas. Y los perros lo detestan, se echan por ahí recubiertos de moscas de las zanjas, una curiosa raza aparte. Vi un perro de los basureros entrar en una iglesia, llegó al pasillo central buscando su pugh (un oloroso juego de palabras), se largó presuroso por una puerta lateral pues no había sitio para él adentro, acaso lo aterraron los confesionarios de madera, semejantes a cabinas telefónicas sin puertas, donde detrás de las cortinas los sacerdotes escuchan a los penitentes, cada confesionario tiene una minúscula ventana de cristales con plumas de donde brotan murmullos. El sacerdote escucha a ambos penitentes a la vez, respondiendo a ambos simultáneamente, ¿o los confundía? ¿Acaso estos dos telefonistas podían llamar desde cualquier Central? Papá, me desconectaron. Atónito en la tierra del polvo. Si me quedara un rato quizá aprendería a amar esta tierra, ya es la tercera o cuarta ocasión que estoy en México. Si Los Angeles son el Ano de Estados Unidos, ¿a qué corresponde este moreno apéndice inferior? Ensenada perdida, que sólo existe debido a la fuerza de gravedad, enterrada eternamente...

...llegué de noche, en un autobús crepitante, en medio de rostros que se apartan. Por la mañana todo luce distinto. Hay sol y palmeras, los barrenderos están en las calles, asientan el polvo, la bahía luce tranquila con sus barcos pesqueros, las montañas se yerguen...

Ayer en Tijuana, paseaba con MGilvery y Floy Damon en La Jolla, paseábamos en las desordenadas calles, comíamos elotes asados, bebíamos cerveza bajo las pérgolas de los jardines en los extravagantes restaurantes, nos detuvimos para ver la fiesta local del Día de las Naciones Unidas en el Club de Leones mexicano. Una pequeña banda municipal elevó su lánguido toque de trompeta al arribar los funcionarios del gobierno en limusinas descapotadas, un conjunto de trompetas, trombones y tambores sonaron como si el silenciador de un camión hubiera estallado. Transcurrió un largo minuto antes de que los músicos se armonizaran y tropezaran con el Danubio Azul. Un perro muerto yacía a un lado de la entrada, las moscas recorrían sus ojos, el León que no lo logró.