domingo, 15 de junio de 2008

Oaxaca Noche del 7 de Sept.

Esquina de la Avenida Independencia frente a la Facultad de Ciencias de la Universidad de Oaxaca. Justo fuera de la plaza principal, una manifestación estudiantil revolucionaria recorre el pequeño cuadrado de cemento barrido por reflectores, en un estrado hay altavoces, al frente del Instituto hay colgadas varias señales enormes de tela y papel con mensajes escritos: TIERRA Y LIBERTAD, OLIMPYAD DE HAMBRE, VIVA LA JUVENTUD, A LA VICTORIA POR EL EPIRITU JOVEN Y LA ACCION REVOLUTIONARIA, LIBERTAD DE ESTUDIANTES PRESOS, EL GOBIERNO LLAMA LEY A SU PROPIA VIOLENCIA, HASTA LA VICTORIA SIEMPRE - VENCEREMOS. La esquina se llena de gente del pueblo de pie, oscura y silenciosa pero sin ser hostiles, escuchando los discursos a gritos que reverberan en las paredes, los oradores se apasionan, gesticulando hacia el micrófono, gritando frases revolucionarias hacia la noche oaxaqueña, la densa noche india... En la esquina, frente a la calle, canta un guitarrista ciego arrodillado sobre la tierra, refugiado contra un muro de la Facultad, apenas fuera del alcance de las luces de barrido. Desde una banca, toca y canta casi silenciosamente en la semioscuridad, su rítmica voz apagada desentona bajo el grito de las voces políticas, el brazo de su guitarra está envuelto en plástico, rasga su guitarra con una calma tranquila y rítmicamente vital. Su voz sigue y sigue, pero el cacharro de hojalata que usa para que le arrojen monedas aún está vacío, rechina entre sus rodillas al lado de un letrero: PUEBLO ÚNETE A TUS HERMANOS. En la manifestación aplauden a los oradores, pero su taza permanece vacía. Tiene barba, pero no es viejo, su sombrero de paja está en el suelo junto a él, está descalzo, harapiento, su rostro es delicado y sereno, en parte indio pero no se nota demasiado, su voz es nítida, vigorosa y serena, las cuerdas de la guitarra suenan y resuenan por debajo del estruendo de los discursos, bajo las resoluciones radicales, más allá de los gritos eternos que exigen Progreso y Libertad, a través de la banca, desde el suelo. Es su hermano, no está precisamente "unido" con el pueblo, pero después de todo es su antigua voz. Por debajo y detrás de todo, su voz lo franquea todo como si fuera parte de una tierra, enraizada, la canción continua bajo la noche, su voz penetra una y otra vez bajo los discursos, como alguna clase de compás revolucionario, eco y contratiempo, respuesta a todo, la guitarra está regida por esa voz. La turbamulta va y viene, las masas aplauden, los vehículos rugen en las calles laterales arrojándole lodo a la cara, un par de zapatos abrillantados le cepillan sus pies sucios. La canción prosigue, el cantante no se mueve en absoluto salvo su mano temblorosa sobre la guitarra. La luna llena parpadea por encima de las nubes, ni en el rostro de la luna ni en la del cantante hay restos de expresión y su voz resurge en medio de las pausas de los discursos. Entonces recuesta la cabeza a un costado, como si en todo este tiempo hubiera estado atento a los discursos. Y responde. 1968: Año de los Juegos Olímpicos Mexicanos: "Olympiad de Hambre." Olimpiada de Hambre...